NADIE SE PLANTEA QUE LOS ADULTOS MAYORES APORTAN A LA ECONOMÍA Y EL ENVEJECIMIENTO ES UNA OPORTUNIDAD

La experta argentina, Mónica Roqué, reflexiona sobre el concepto de “economía plateada” en una nota publicada en la web de ALGEC (Asociación Latinoamericana de Gerontología Comunitaria), la organización que preside.

LA VEJEZ ES UNA GRAN OPORTUNIDAD PARA RECONSTRUIR LA ECONOMIA

El envejecimiento ha sido considerado como una carga para la sociedad. Los Estados ven que destinar recursos en pensiones, salud y atención a la dependencia significa un gasto demasiado grande y además desprotege a otros grupos. Por ello, muchas veces, el destino de los recursos transita la desagradable dicotomía de tener que elegir entre niños/as y viejos/as.

Sin embargo, nadie se plantea que las personas mayores aportan a la economía y que el envejecimiento es una oportunidad para el desarrollo de un país. Aquí entra a jugar el concepto de economía plateada que parte de la economía global, vinculada al cambio demográfico producido por el envejecimiento de la población, cuyo enfoque se centra en las necesidades y demandas de las personas adultas mayores (BID– Banco Interamericano de Desarrollo, 2020).

Precisamente, el informe del BID muestra el impacto significativo en las grandes economías mundiales, es así que, en Japón, el mercado de la economía plateada superó los 1,1 trillones de dólares, cifra que se ha dupli­cado en 20 años y que ahora repre­senta, prácticamente, la mitad de todos los consumos. En la Unión Europea, la economía plateada ha crecido hasta los 3,7 trillones de euros en 2015 y se estima que, en los próximos años, llegará a 5,7 trillones de euros con un aumento anual del 5% (estos cálculos consideran a las personas de 50 años o más).

En América Latina y el Caribe (ALC) se espera que, en 2030, el 30% del crecimiento del consumo será producido por personas de 60 años o más (BID, 2020) quienes adquieren, por un lado, bienes y servicios al igual que el resto de la población, pero también bienes y servicios que satisfacen necesidades específicas.

¿CUALES SON ESTOS PRODUCTOS DIFERENCIALES?

La respuesta es múltiple. Podemos empezar con las políticas de cuidado que tan en boga están hoy en nuestras sociedades. Estas incluyen servicios de teleasistencia, cuidados en domicilio, cuidados en centros de día, particularmente para personas que tiene deterioro cognitivo y cuidados en residencias de larga estadía. Estos servicios en la región de ALC aún están en pleno desarrollo y la cobertura es insuficiente, promoverlos es una fuente de trabajo extraordinaria, si pensamos en la generación de nuevos empleos.

Al respecto, la Organización Internacional del Trabajo (OIT), estima que se generarían 1,3 millones de puestos de trabajos en nuestra región, si se ponen en marcha estas políticas de cuidado. En Argentina, según la Encuesta de Uso del Tiempo realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Censo (INDEC, 2013),

 

el 88,9% del cuidado recae sobre las mujeres de las familias, por tanto, una política de cuidados no solo mejoraría la atención de las personas mayores, sino que impactaría en mejorar la calidad de vida de las mujeres que pierden oportunidades de trabajo o de realización personal por dedicarse a esta tarea.

Cuando se analiza el aporte que realiza el Trabajo Doméstico y de Cuidados No Remunerado (TDCNR) al PBI en nuestro país nos damos cuenta de que es el sector que más contribuye. Según el informe realizado por el Ministerio de Economía de la Nación denominado “Los cuidados, un sector económico estratégico. Medición del aporte del Trabajo Doméstico y de Cuidados no Remunerado al Producto Interno Bruto,” en Argentina el aporte del TDCNR al PBI es del 15,9%, mientras que la industria aporta el 15,7% y el comercio, el 15,5%.

En España, país que tiene desde hace 13 años la Ley de Autonomía Personal y Atención a la Dependencia (lo que implica los cuidados progresivos para personas con discapacidad y personas mayores) ese porcentaje es menor, asciende al 10,3%. El hecho de contar con un sistema público y universal, desplaza al TDCNR de la responsabilidad exclusiva de las familias, a la del Estado y del mercado, generando nuevos puestos de trabajo. El desafío es convertir estos puestos de trabajo en formales y profesionalizados.

Otro mercado para el consumo de personas mayores son los productos de apoyo y ayudas técnicas y las TIC. Las personas mayores pueden envejecer con autonomía, si se les facilita productos accesibles, tales como celulares y teléfonos con letras y números grandes -muy desarrollados en Europa-, elementos de seguridad para el baño (barrales, duchas, asientos, etc.), utensilios de cocina adaptados, entre otros.

La moda también es importante a la hora de pensar en el consumo de las personas mayores. La ropa adaptada puede ser sencilla y elegante, los elementos de apoyo como los bastones pueden ser productos útiles y refinados a la vez. Ser una persona mayor no significa que deba vestir con un estilo clásico y formal. Las personas mayores quieren seguir sintiéndose atractivas. Este es un consumo poco estudiado en la sociedad. Hay que tener en cuenta que las personas después de cumplir 60 años tienen en promedio una esperanza de vida de 22 años más, por lo tanto, la moda pude convertirse en un verdadero nicho de mercado que abarque un período prolongado de la vida.

El entrenamiento, el gimnasio, los deportes, las salidas recreativas al cine, teatro, etc., el turismo social, la educación, son también consumos que el mercado debería considerar de manera específica para este grupo generacional.

Otras áreas de consumo son el trasporte y las viviendas adaptadas, como así también las ciudades amigables con las personas mayores, que conllevan a un nuevo desafío urbanístico para mantener su integración social. En los últimos años los cohousing o viviendas compartidas han aparecido como una solución no solo al problema habitacional, sino también a la soledad que muchas personas atraviesan.

Las personas mayores se encuentran activas y participativas en la sociedad contribuyendo al desarrollo económico, social y cultural. El envejecimiento poblacional no debe ser visto como una carga, sino como la posibilidad de abrir nuevos mercados de trabajo para mejorar las economías locales. La economía plateada vino para quedarse.

Fuente: Programa iberoamericano de cooperación sobre la situación de las personas adultas mayores

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